Real Time Web Analytics Bruselas10: septiembre 2006

domingo, 10 de septiembre de 2006

Remando por el Secarral


BRUSELAS
Si fuera cierto que los que hablan del tiempo es porque no tienen otro tema de conversación los belgas serían gente banal, pero como en Bruselas, estos días, del tiempo hablan no sólo los belgas sino todo el mundo, y que en ese “todo el mundo” está comprendida la pléyade de empleados de multinacionales, diplomáticos y funcionarios que pulula por esta urbe, habrá que pensar que cuando el río suena, agua lleva.
Aunque las crecidas sean por meses. En julio, por ejemplo, el río de la meteorología de Bélgica se secó, pero en agosto hubo inundaciones, de modo que los grandes almacenes no saben a qué carta quedarse: si al climatizador o a la piragua.
Julio de 2006 ha sido el mes más caluroso de la historia de Bélgica. Al menos de la historia de la que se guardan registros meteorológicos que, en este caso, se remonta hasta 1833. Los responsables del Observatorio Real de Uccle, un barrio de Bruselas, comparecieron solemnes ante los medios informativos a finales de ese mes, para confirmar lo que los sobacos del personal habían proclamado rotundamente en el metro de la villa, día tras día: que como este Julio, ninguno.
La media registrada a todo lo largo del mes fue de 21,8 grados centígrados, cuando la normal de la época suele situarse en torno a los 17,2 y un día, el 19, los termómetros señalaron el récord de calor del siglo: 36,2 grados centígrados.
Los termómetros oficiales deben reunir una serie de características para que sus mediciones no se vean influidas por factores variables: están aislados del suelo, los reflejos y las corrientes de aire. Y permanecen a la  sombra.
La gente no, de modo que en la capital de Europa ha sido relativamente frecuente, este verano, encontrar 40 grados de temperatura en la calle.
Trasladar el horno de Sevilla a Bruselas tiene sus consecuencias. Primero, porque la gente, en estas latitudes, no está acostumbrada al calor y no comprende que la siesta no es un homenaje gratuito de la gente del sur al buen vivir, sino un depurado mecanismo de supervivencia para cuando el calor aplatana la existencia, a las 3 de la tarde.
Los bocadillos o las pizzas injeridas de pie en un aquí te pillo, aquí te mato, que es como la mayor parte de la gente de las oficinas se alimenta en esta ciudad, son incompatibles con semejantes temperaturas.
Y, segundo, porque si la gente no está preparada para el calor, las casas tampoco, de modo que en Julio no era del todo imposible –el resto del año sí-, ver gente en la calle a las 10 de la noche.
Claro que llegó Agosto, y las cosas cambiaron. Por completo.
Los del Observatorio han vuelto a presentarse ante la ciudadanía para anunciar que este de 2006 ha sido el Agosto más sombrío de la historia de Bélgica, con 94 horas y 30 minutos de sol, menos que el récord de 104 horas que ostentaba 1912.
Y ha llovido, ¡vaya que sí ha llovido!: 202,3 litros por metro cuadrado, aunque el récord de 231 litros registrados en 1996 no se haya visto sobrepasado.
La gente del Observatorio ha sentenciado que 22 días de boina nubosa en agosto es algo anormal. Incluso para Bruselas.
La capital de Europa es una ciudad horizontal que se extiende por una superficie similar a la de Madrid, pero con una cuarta parte de sus habitantes. Abundan las viviendas unifamiliares con jardín. Quienes se fueron en Julio sin aprestar un sistema de riego con temporizador han encontrado la hierba, al volver, como un secarral, pero a los que lo hicieron en Agosto les habrá brotado una charca con patos en la zaguera de la casa, a poco que el terreno drenara mal.
En Drogenbos, otra de las comunas de Bruselas, hubo inundaciones y más de uno, y de dos, se quedaron atrapados durante horas en ascensores que se habían quedado sin corriente, hasta que los bomberos vinieron a rescatarlos.
Como mi amigo Luc, 130 kilos de mala conciencia, que sufrió los ardores de Julio en camiseta blanca de tirantes, sin encontrar postura sobre una silla de playa al fondo del jardín, bajo el pino.
El ministerio belga de Hacienda vive estos días sobresaltado, entre las ayudas que les reclaman los agricultores porque los calores de julio les han arruinado la cosecha y las deducciones por daños de vivienda, debido a lluvias excepcionales de agosto.
Y en Bouillon, donde nació Godofredo, el de la Primera Cruzada, los comerciantes han dado por concluida la temporada turística con maldiciones mal contenidas al Servicio Meteorológico Nacional, que anticipó dos meses de verano deplorables cuando, al final, sólo uno de ellos lo ha sido verdaderamente. El castillo de don Godofredo había recibido hasta finales de julio 160 visitantes menos que en 2005, un año que mereció la calificación de mediocre por la oficina de Turismo local, y en hostelería sólo los restaurantes con terraza pudieron hacer su julio, porque Agosto no le ha dado bola a nadie. Ni a las tiendas de alquiler de piraguas que, sin embargo, sí que hicieron negocio el mes precedente.
Las canoas, en Agosto, se reservaron para las calles de Drogenbos.
Así vamos: bajando por la torrentera del cambio climático, camino de la alcantarilla cósmica.
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