Real Time Web Analytics Bruselas10: noviembre 2008

viernes, 28 de noviembre de 2008

Bicicletas


El Gobierno de Bruselas ha decidido adoptar una medida que ya practican algunas administraciones locales y que suele ser objeto de grandes controversias: prohibir la circulación de vehículos en momentos de fuerte contaminación.
La medida será de aplicación a partir del 1 de enero próximo. Implicará la prohibición alterna de vehículos (matrículas pares o impares, un día tras otro), cuando se alcancen índices de contaminación atmosférica particularmente graves.
En esas situaciones, el transporte públlico será gratuito.
Los regidores públicos aseguran que la medida, sin duda impopular, estará en vigor muy pocas veces, porque las condiciones de contaminación que justificarán su activación sólo se dan una vez cada dos años y medio.
Los belgas ven con mucho recelo este género de disposiciones que suelen presentarse como prácticamente sin incidencia porque, una vez asumido el principio, no hace falta más que cambiar los requisitos que activan la medida para que termine haciéndose omnipresente. Es la historia de los días sin coches: en la mayor parte de Europa son de seguimiento voluntario, pero en Bruselas se aplican a rajatabla, con la policía patrullando por las calles por si algún incauto decide salir en coche. De nada sirven las protestas de los comerciantes (restaurantes, locales abiertos los domingos), por el perjucio que estas decisiones causan a sus ingresos.
El Gobierno de Bruselas y las administraciones comunales (19 en toda la ciudad) están embarcadas en una gran operación de mejora de aceras y de calles. Y allá donde entran las excavadoras, las cosas no vuelven a quedar igual para los coches: direcciones prohibidas en tramos minúsculos con el objeto de hacer imposible la circulación en doble sentido, omnipresentes radares de tráfico, multas constantes, calles enteras reservadas exclusivamente al transporte público… La impresión que extrae el automovilista es que hay una política establecida para hacerle la vida imposible.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Iniciados o espabilados


El ministro belga de Exteriores, Karel De Gucht, está en medio de una tormenta política. Pocas horas antes de que Holanda nacionalizara los activos nederlandeses de Fortis, el gran banco belgo-holandés depositario de las esencias de Bélgica (antes se denominó la Societé Générale de Banque, y formaba parte de un holding del que se decía que sus actividades se correspondían con el 25% del PIB belga), su mujer vendió un paquete de acciones de la entidad de un valor cercano al medio millón de euros. Otras personas del círculo próximo del ministro hicieron otro tanto. Poco horas después de estas operaciones, los títulos de Fortis se desfondaban en Bolsa. Ahora, lo que les quedaba a los belgas de aquel gran imperio financiero es francés, a través de BNP, aunque Bélgica diga que dispone de una minoría de control en el Consejo.
El caso es que a De Gucht le acusan de delito de iniciados. El lo niega, pero la revista que ha destapado el escándalo, la nederlandesa Humo, ha sido retirada de los kioskos por orden judicial.
Al ministro lo entrevistaron cuando estaba en el Congo de visita oficial por este asunto. Contestó, según la prensa belga, que él no había vendido nada; que quizás lo había hecho alguien de su familia, pero que él no estaba al corriente. El ministro dice guardar sus títulos de Fortis, de los que no se ha desprendido. Lo vendido por su mujer lo habría heredado ella de su madre.
Para el común de los belgas, la debacle de Fortis ha sido mucho más que un problema económico. El cuño de Fortis equivalía, en este país, a una especie de garantía incuestionable de seriedad, honradez y solvencia.
Pero resulta que altos ejecutivos de la entidad recibieron sumas millonarias en concepto de “paracaídas dorados”, después de cortas -y desastrosas- gestiones, siguiendo las prácticas generalizadas entre los ejecutivos de alto nivel, que cobraban muchísimo lo hicieran bien o mal.
Otro motivo para el desencanto de los belgas: el valor más seguro del país ha hecho aguas, y la mujer del ministro de Exteriores vendió sus titulos pocas horas antes de que se conociera una noticia que dio con el precio de las acciones de Fortis por los suelos. El disgusto está por las nubes. De Gucht responde la semana que viene ante el Parlamento, donde ha sido interpelado con motivo de este asunto.
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