Real Time Web Analytics Bruselas10: julio 2012

domingo, 8 de julio de 2012

Un viento de locura

Tipo de cambio del dólar frente al euro, desde su creación hasta hoy. Fuente: BCE

Un viento de locura recorre Europa. Potentados alemanes están comprando propiedades en Suiza a precios astronómicos porque no confían en el euro y temen perder su dinero. Algunos ricos españoles se están haciendo con lujosas viviendas en los mayfairs y chelseas londinenses, porque anticipan la escisión de la moneda única y la devaluación brutal de sus haberes en la divisa que se les asignaría (¿el real, el duro?, la peseta es un invento catalán...) después de tan traumático proceso, en cuyo transcurso se decretarían "corralitos" y "corralones" diversos. Los inversores abandonan los mercados de valores y el Investment Company Institute daba cuenta este jueves (CNN News) de que los títulos de los fondos mutualistas estadounidenses, precisamente los que suelen garantizar (otros también) la estabilidad de las inversiones en bonos de deuda soberana a largo plazo, perdieron 1.500 millones de dólares la última semana de junio, por la desconfianza acentuada en que Europa alcance a salir de la crisis de la deuda. JPMorgan Chase & Co, Goldman Sachs Group Inc y BlackRock cerraron sus fondos en euros a nuevas inversiones tras la rebaja de tipos anunciada por el BCE el jueves (Bloomberg). Y, en fin, el escándalo del Libor londinense emponzoña todo el ambiente financiero, poniendo una interrogante monumental, otra vez, sobre las prácticas de la banca de inversiones.

Mientras tanto, aquí, en Bruselas, el Consulado español no alcanza a atender las peticiones de españoles, muchos de ellos con barba y ellas con pañuelo, de origen circunstancial en Ceuta o Melilla, que utilizan su pasaporte español como trampolín para buscar acomodos preferentes en otros rincones de la Europa de nuestros días. A veces se forman colas y en ellas se llegan a ver, también, a españoles sin barba ni pañuelo que vienen a Bélgica buscando un tajo en el que trabajar, porque allá de donde vienen no hay nada que tajar. Aquí tampoco lo encuentran.

Ustedes me perdonarán, pero este que describo es un clima propio de preguerras. Y no me paso un pelo.

Estos últimos cuatro años han dejado eso que denominábamos "el ideal europeo" por los suelos. Es verdad que esto no ha sido nunca una familia; si acaso, un matrimonio de conveniencias, en el que cada cual tenía su armario: los británicos para el cheque, los franceses para la PAC, los alemanes para el mercado interior. Pero de un tiempo a esta parte todos son reproches. Públicos y muy desagradables. Aún a riesgo de que la síntesis se lleve aspectos trascendentales de la discusión, me atrevería a decir que todo se resume a que un socio europeo, Alemania, se niega a diluir el núcleo de compromisos centrales de la moneda única, asumidos conscientemente por todos, para facilitarle la salida de la crisis, sin demasiados quebrantos, a países como Grecia, Portugal, Irlanda, Italia o España, (quizás también Francia) cuya adhesión al euro fue ampliamente cuestionada en los debates previos al lanzamiento de la moneda única, en los años 90 del pasado siglo.

La negativa de Alemania, que es ampliamente compartida por la opinión pública del país, y por los gobiernos y las poblaciones de otros socios del norte europeo, la personifican los medios y cierta clase política en la figura de Angela Merkel, que ha sido objeto de todo género de insultos y caricaturas, por parte de quienes, en realidad, no están haciendo otra cosa que pagar por el incumplimiento de sus compromisos.

Y políticos de países asistidos, como Juan Fernando López Aguilar, aparecen en TVE reclamando de la canciller alemana, con gran apremio y verborrea, un cambio en los estatutos del BCE para que compre deuda soberana, o la mutualización de la deuda y la emisión de eurobonos. Y todo ello, decía este personaje antes de la última cumbre, a fin de acopiar instrumentos para el relanzamiento económico y la generación de empleo. ¿Acaso desconoce López Aguilar que por cada mil millones de euros emitidos por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, los contribuyentes alemanes pagan 270 millones en garantías, y 200 los franceses? Con los eurobonos, el riesgo de cobertura para los países garantes aumentarían aún más: 400 millones para Francia por cada 1.000 millones colocados, por ejemplo.

En su sonora carta de esta semana pasada, (está aquí http://www.scribd.com/doc/99486231Hans-Werner Sinn, presidente del muniqués Ifo Institute, clamaba públicamente contra la socialización de las deudas gubernamentales y bancarias. Calificaba semejantes operaciones de injustas y como nefastas para la correcta utilización de recursos públicos. Y recordaba cómo la socialización de las deudas bancarias estadounidenses de los años 80 le costó al contribuyente americano más de 100.000 millones de dólares.

Las actitudes ante la crisis en los diferentes recovecos de nuestra Europa son tan dispares, y tan enconadas las posiciones, que al final no cabe otra cosa que preguntarse si, verdaderamente, nos merecemos una moneda común.

viernes, 6 de julio de 2012

Mucho barco, poca pesca






La Comisión europea ha acentuado hoy sus críticas a la capacidad extractiva de las flotas pesqueras europeas, a través de un informe que está disponible aquí (http://www.scribd.com/doc/99323320/Fleet-Report2012-En)  

El informe, en el que la Comisión se basa para reclamar recortes adicionales en flotas y esfuerzo pesquero, señala que España ha aplicado las directrices europeas en la materia parcialmente, y que es difícil disponer de estadística actualizada sobre el estado del sector debido a la carencia de datos y a la diversidad de las unidades activas.

Entre 2009 y 2010, la capacidad de la flota española se redujo un 2,46% (274 navíos), lo que se traduce en una caída de tonelaje del  5,6% y del 4,5% en potencia.

La Comisión concluye que la adaptación de las flotas pesqueras europeas a los recursos disponibles se efectúa “a un ritmo muy lento”.

martes, 3 de julio de 2012

Libar el libor




“Libar” es un verbo transitivo español que significa, en su primera acepción, “chupar suavemente el jugo de una cosa”, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua y “Libor” pretende ser el acrónimo de “London Interbank Offered Rate”, pero yo estoy convencido de que significan lo mismo, de que el segundo es la versión anglosajona del primero, del verbo castellano.

Al menos, esta es la convicción, firme, que resulta de los hechos extraordinarios que están  saliendo a la luz estos últimos días y que nos cuentan que el precio del dinero que se nos ha prestado a nosotros, o a nuestros países en determinadas circunstancias, puede no responder a la realidad del mercado, - condición exigible e inexcusable última del modelo en el que nos desenvolvemos- sino a la conveniencia de unos manguis que han falseado la realidad en beneficio propio, o, lo que es lo mismo, de los bancos para los que trabajaban, con el muy británico Barclays al frente. De paso, o precisamente por eso, la operación les franqueaban a estos manguis el acceso a monstruosos “bonus” que les permitían pagarse los Bugatti Veyron a millón y pico de euros cada uno, los yates “no 40 ft but 40 mts”, las muñecas rusas y los chateaux en la campiña británica, que es francamente bonita; les recomiendo que la visiten.

La manipulación del “Libor” y, consiguientemente, del “Euribor”, revela tal arrogancia, un cinismo tan extremo en los operadores bancarios que lo gestionaban y de sus jefes (que pretenden llamarse andanas, diciendo que no sabían nada) que pone definitivamente en cuestión el modelo que resulta de la globalización financiera. Porque quienes desde las pantallas de ordenador del Barclays en la City londinense (probado) y de una veintena de bancos más de escala operativa planetaria (aún bajo  investigación), falseaban el precio del dinero que se vendía por el mundo, no estaban alterando las condiciones de un mercado cualquiera: le estaban metiendo la mano en el bolsillo a usted y a mí, a todo el mundo, a un negocio de 360 billones de dólares (trillions en inglés).

El Libor nació en la City londinense a mediados de los 80 del siglo pasado, cuando los mercados financieros comenzaban a sofisticarse y elaboraban ya productos y garantías directas o colaterales complejas, a presente y a futuro. luego llegaron las subprimes. Los bancos necesitaban una referencia concreta y homologada para operar y crearon el Libor. Se trata de una cifra fijada a diario, poco antes de la media mañana, por una serie de bancos, que refleja la media del tipo de interés al que esas instituciones estarían dispuestas a prestarse dinero en diferentes divisas y para un centenar largo de supuestos. Es una estimación, no una realidad y la fijan los operadores privados porque así lo permitieron el Tesoro británico y la Asociación Británica de Banca, que asumió en su día que esa operativa iba a regirse por las normas del fair play. Una broma pesada.

Bueno, pues no ha habido fair play y la City entera huele a todo menos a rosas.

No voy a entrar en los detalles de este escándalo; de ellos se están ocupando mis compañeros en los medios de comunicación habituales. Pero sí quiero hacerles notar un par de cosas o tres. Primera, y como ya les señalé semanas atrás en otro post, que áreas vitales de nuestra existencia se sustraen a las garantías del proceso democrático. El precio del dinero que nos prestan lo calculan sujetos privados y se ha comprobado que lo falseaban en beneficio propio, ante la desatenta mirada de un montón de funcionarios públicos a los que se paga para vigilar que estas cosas no pasen.

Pero también la gasolina o el gasoil que compramos, se fija en instancias privadas, a través de una agencia de nombre Platt’s, que es una filial de McGraw-Hill, el patrón de Standard & Poor’s, la bestia parda de las agencias de calificación junto con Moody’s. La mayor parte de los contratos a plazo del mundo del petróleo que entrañan intercambios físicos de crudo o derivados están cifrados en base a referencias de Platt’s. La International Organization of Securities Commissions (IOSCO), que es regulador internacional de los mercados de valores, ha abierto una investigación sobre ese tinglado a demanda del G20 de Cannes (noviembre de 2011) porque entiende que si bien el método de cálculo que Platt’s utiliza es conocido, el procedimiento de fijación de precios en sí no es transparente. Los miembros del comité que determinan los precios del crudo y de sus derivados, es decir, de las gasolinas, el gasóleo, el keroseno de aviación y las naftas, entre otros productos, que se venden en todo el mundo, así como sus deliberaciones, ¡son secretos!

Mi tercera consideración se refiere a las instituciones europeas, asombrosamente ausentes en este debate. ¿Hasta dónde llegan los riesgos? Porque el Deutsche Bank está siendo investigado… ¿Ustedes se imaginan si, de resultas de todo este follón, se derivan responsabilidades penales para los autores de estos abusos, y  los países y los sujetos individuales defraudados se personan como acusación particular o privada en procesos similares al que se dio en su día por la Merchant Shipping Act británica, que data de las mismas épocas (se promulgó sólo cuatro años más tarde) que el Libor? ¿Dónde se iría eso que llamamos "el sistema"?
Real Time Analytics