Real Time Web Analytics Bruselas10: Libar el libor

martes, 3 de julio de 2012

Libar el libor




“Libar” es un verbo transitivo español que significa, en su primera acepción, “chupar suavemente el jugo de una cosa”, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua y “Libor” pretende ser el acrónimo de “London Interbank Offered Rate”, pero yo estoy convencido de que significan lo mismo, de que el segundo es la versión anglosajona del primero, del verbo castellano.

Al menos, esta es la convicción, firme, que resulta de los hechos extraordinarios que están  saliendo a la luz estos últimos días y que nos cuentan que el precio del dinero que se nos ha prestado a nosotros, o a nuestros países en determinadas circunstancias, puede no responder a la realidad del mercado, - condición exigible e inexcusable última del modelo en el que nos desenvolvemos- sino a la conveniencia de unos manguis que han falseado la realidad en beneficio propio, o, lo que es lo mismo, de los bancos para los que trabajaban, con el muy británico Barclays al frente. De paso, o precisamente por eso, la operación les franqueaban a estos manguis el acceso a monstruosos “bonus” que les permitían pagarse los Bugatti Veyron a millón y pico de euros cada uno, los yates “no 40 ft but 40 mts”, las muñecas rusas y los chateaux en la campiña británica, que es francamente bonita; les recomiendo que la visiten.

La manipulación del “Libor” y, consiguientemente, del “Euribor”, revela tal arrogancia, un cinismo tan extremo en los operadores bancarios que lo gestionaban y de sus jefes (que pretenden llamarse andanas, diciendo que no sabían nada) que pone definitivamente en cuestión el modelo que resulta de la globalización financiera. Porque quienes desde las pantallas de ordenador del Barclays en la City londinense (probado) y de una veintena de bancos más de escala operativa planetaria (aún bajo  investigación), falseaban el precio del dinero que se vendía por el mundo, no estaban alterando las condiciones de un mercado cualquiera: le estaban metiendo la mano en el bolsillo a usted y a mí, a todo el mundo, a un negocio de 360 billones de dólares (trillions en inglés).

El Libor nació en la City londinense a mediados de los 80 del siglo pasado, cuando los mercados financieros comenzaban a sofisticarse y elaboraban ya productos y garantías directas o colaterales complejas, a presente y a futuro. luego llegaron las subprimes. Los bancos necesitaban una referencia concreta y homologada para operar y crearon el Libor. Se trata de una cifra fijada a diario, poco antes de la media mañana, por una serie de bancos, que refleja la media del tipo de interés al que esas instituciones estarían dispuestas a prestarse dinero en diferentes divisas y para un centenar largo de supuestos. Es una estimación, no una realidad y la fijan los operadores privados porque así lo permitieron el Tesoro británico y la Asociación Británica de Banca, que asumió en su día que esa operativa iba a regirse por las normas del fair play. Una broma pesada.

Bueno, pues no ha habido fair play y la City entera huele a todo menos a rosas.

No voy a entrar en los detalles de este escándalo; de ellos se están ocupando mis compañeros en los medios de comunicación habituales. Pero sí quiero hacerles notar un par de cosas o tres. Primera, y como ya les señalé semanas atrás en otro post, que áreas vitales de nuestra existencia se sustraen a las garantías del proceso democrático. El precio del dinero que nos prestan lo calculan sujetos privados y se ha comprobado que lo falseaban en beneficio propio, ante la desatenta mirada de un montón de funcionarios públicos a los que se paga para vigilar que estas cosas no pasen.

Pero también la gasolina o el gasoil que compramos, se fija en instancias privadas, a través de una agencia de nombre Platt’s, que es una filial de McGraw-Hill, el patrón de Standard & Poor’s, la bestia parda de las agencias de calificación junto con Moody’s. La mayor parte de los contratos a plazo del mundo del petróleo que entrañan intercambios físicos de crudo o derivados están cifrados en base a referencias de Platt’s. La International Organization of Securities Commissions (IOSCO), que es regulador internacional de los mercados de valores, ha abierto una investigación sobre ese tinglado a demanda del G20 de Cannes (noviembre de 2011) porque entiende que si bien el método de cálculo que Platt’s utiliza es conocido, el procedimiento de fijación de precios en sí no es transparente. Los miembros del comité que determinan los precios del crudo y de sus derivados, es decir, de las gasolinas, el gasóleo, el keroseno de aviación y las naftas, entre otros productos, que se venden en todo el mundo, así como sus deliberaciones, ¡son secretos!

Mi tercera consideración se refiere a las instituciones europeas, asombrosamente ausentes en este debate. ¿Hasta dónde llegan los riesgos? Porque el Deutsche Bank está siendo investigado… ¿Ustedes se imaginan si, de resultas de todo este follón, se derivan responsabilidades penales para los autores de estos abusos, y  los países y los sujetos individuales defraudados se personan como acusación particular o privada en procesos similares al que se dio en su día por la Merchant Shipping Act británica, que data de las mismas épocas (se promulgó sólo cuatro años más tarde) que el Libor? ¿Dónde se iría eso que llamamos "el sistema"?

1 comentario:

  1. Si, Fernando, el libor libador. Y ya que estamos en el mundo 'anglo' podemos decir aquello de 'we the people'... siendo timados, como siempre, por jetas de todos los hemisferios. ¡Ay, qué poco uso de hace de El Dueso, Alcatraz y demás! R.

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