Los
automovilistas españoles están indignados por el precio de los carburantes. El
Gobierno dice estarlo también, pero su posición es menos, digamos, diáfana.
Anda enredado el ministro Soria con los márgenes de los refineros y los de la
distribución, que es el hueso del asunto, pero no va al magro, que es la
estructura de precios del mercado. Quizás porque no pueda, todo hay que decirlo.
En realidad, parece que nadie sea capaz de domeñar a las grandes corporaciones
petrolíferas. Su comportamiento, chulesco, es aún más irritante que el de la
gran banca de inversiones. No puede con ellas ni siquiera el G20, ese que se autodenomina,
pomposamente, el “Gobierno económico del mundo”.
Volveremos
a esas grandes corporaciones un poco más adelante en este artículo. Ahora voy a
detallarles lo que he encontrado rastreando los precios de gasolinas y gasóleos
en Europa a todo lo largo del año pasado. Para hacerlo, he utilizado las series
de Boletín Petrolero de la UE (varios miles de cifras, estas cosas no las ponen
fáciles) que edita la Dirección General de Energía de la Comisión Europea, el
Oil Market Report de la Agencia Internacional de la Energía y las referencias
del costo del aprovisionamiento de crudo de los países de la OCDE, (CIF, es
decir, costo del producto más seguro y flete), que también compila la referida
Agencia.
El detalle de estos datos está aquí: http://www.scribd.com/doc/123458965/Precio-gasolina-Premium-antes-de-impuestos
De
entrada, una constatación: España es, entre los principales socios de la UE, uno
de a los que menos le cuesta el petróleo que adquiere (IEA supply cost CIF
Jan-Sep 2012). Hasta septiembre de este año pasado año (últimos datos
disponibles), la curva de costos (ver gráfico) estuvo casi todos los meses por
debajo de las demás contempladas.
El detalle de estos datos está aquí: http://www.scribd.com/doc/123460695/Costo-aprovisionamiento-crudo
En
cambio, cuando analizamos la evolución de los precios en España después del
refino y antes de gravar los productos respectivos con la fiscalidad que les
corresponde, observamos que son de los más altos. Constátenlo en el segundo
gráfico que les adjunto. Las curvas corresponden a la gasolina Premium de 95 NO,
que es la que he escogido para simplificar este trabajo. La pregunta es obvia: ¿cómo
es posible que lo que se compra tan barato salga de los serpentines y crackers
de nuestras refinerías tan caro? ¿Es que nuestros industriales son torpes? ¿O
demasiado listos?
El
jeroglífico, por muy aparente que resulte, no guarda entre sus pliegues la
respuesta a la incógnita de los precios del crudo. Esa clave está más lejos, mucho
más; se esconde en las salas privadas y cerradas en las que unas pocas personas
deciden el precio de los diferentes tipos de petróleoo. De lo que pasa en esas
salas no sabe nadie nada, salvo los que están dentro. En 2011, el G20 reclamó
transparencia a las grandes corporaciones que manejan el mercado para
introducir alguna garantía de que las cosas no se hacen mal, y esas grandes
corporaciones le han contestado al G20 que nanay
del Paraguay; y que como el “Gobierno económico del mundo” insista en lo de
la transparencia, dejarán de prestar la escasa colaboración que ofrecen para dar
una estructura medianamente coherente al mercado de crudo y refinados. Y que en
la jungla que resulte, salga ganador el más fuerte. El pasado mes de septiembre,
el Financial Times daba noticia de que los grandes organismos reguladores
mundiales, como IOSCO (International Organisation of Securities Commission, la
agrupación que integra a los grandes reguladores financieros) habían abandonado
la idea de introducir los controles estándar en el sector y promovían, en
cambio, el mantenimiento del statu quo. Y ello a pesar de que en el borrador
del informe que se pretendía enviar al G20, citado por el referido medio, se
señalaba que el statu quo “crea oportunidades para manipular los mercados de
materias primas” y el riesgo de conductas deshonestas “no es una mera
conjetura”. Estamos hablando de los grandes actores mundiales en el mercado del
crudo físico, como BP, Shell, ExxonMobil,
Chevron, Total o Glencore, el gigantesto trader
que extiende sus tentáculos por todos los mercados de materias primas.
Que
el riesgo de fraude “no es una mera
conjetura” lo demuestran los casos probados, como los de Energy Transfer
Partners y Marathon Petroleum, dos empresas norteamericanas que fueron pilladas
in fraganti cuando manipulaban los
precios del gas natural o del crudo ligero tejano.
El
statu quo que parece vaya a mantenerse no sólo es el que permite ese género de
abusos sino también aquel en el que unas muy pocas empresas, de entre las que
es principal la neoyorquina Platt’s, una filial de McGraw Hill como también Standard
& Poor’s lo es, definen a diario los precios del crudo y los derivados para
los diferentes mercados del planeta. Platt’s fue la que determinó, en base a sus propios
cálculos, que el precio del Brent dated
del pasado marzo en Rotterdam fuera de 125.28 dólares por barril. Ese mes, el
costo medio de aprovisionamiento de España estuvo casi tres dólares por debajo
de la referencia de Platt’s (122,76 dólares, ver gráfico), pero la cifra
utilizada por el sector para fijar los precios al consumo, los que nos cobran a
usted y a mí, es la de Platt’s, no la otra. Y ahí sí que está el margen de
beneficio. El gordo.
El precio de aprovisionamiento de España es normalmente inferior al que ofrece el mercado 'spot' de Rotterdam |
Platt’s
está en el ojo del huracán porque si bien su metodología de fijación de precios
es conocida, no sucede lo mismo con el procedimiento en sí, que es calificado de
no transparente por los reguladores. Tanto la composición como las deliberaciones
del comité que se ocupa de fijar los precios son secretos. Igual que el sistema
de verificaciones.
A
Platt’s no le han podido probar ninguna manipulación de precios, pero sobre
todos estos grandes chiringuitos desde los que se definen los precios finales
para productos de consumo masivo, a escala planetaria, pesan grandes
interrogantes desde el escándalo del Libor. Los bancos implicados han pagado
multas, en general nimias para la materia comprometida en la manipulación del
Libor, porque han robado a todo el que pedía una hipoteca o usaba una tarjeta
de crédito. Pero a mí nadie me ha venido a devolver un euro por lo que he pagado
de más. ¿Y a usted?
Estimado Sr. Pescador:
ResponderEliminarMe gustaría que me facilitase una dirección de correo electrónico, ya que quiero hacerle llegar una información. Mi correo es ines.cardenal@aop.es
Un cordial saludo, Inés Cardenal
AOP (Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos)