domingo, 21 de octubre de 2012
Todo el poder para Merkel
La primera lectura que se extrae de la última cumbre europea, la que tuvo lugar los pasados jueves y viernes, es que Angela Merkel no tiene contrapeso real en Europa. La Francia de François Hollande, que tantas esperanzas había despertado en ciertos ambientes, principalmente de izquierdas, no es capaz de introducir cambios sustanciales en el orden de prioridades de la canciller germana. Tampoco en su calendario.
Porque si por algo se caracterizan los acuerdos del último Consejo Europeo es por el limpio trazado que le dejan a Angela Merkel en el proceso electoral que se le anticipan para el próximo año (habrá elecciones federales el 27 de octubre) y por el plazo que la banca regional alemana gana con ellos para poner a punto sus comprometidos balances, ante la eventualidad de una supervisión bancaria exterior, la que acometerá en su momento, hacia 2014 en todas sus vertientes, el BCE en su condición de supervisor único de los 6.000 los bancos de la Eurozona, según los pactos de la cumbre.
Tampoco el documento que han realizado los presidentes del Consejo Europeo, la Comisión, el BCE y el Eurogrupo (“Hacia una Unión Económica y Monetaria Genuina”) cuya versión provisional aprobó la cumbre el viernes, plantea ninguna dificultad relevante a Berlín.
La crisis de la deuda ha consolidado el poder alemán en Europa. A finales de la década pasada, hacia 2008-2009, Alemania era la referencia obligada de todo acuerdo de entidad en la Europa comunitaria. Pero su poder se ejercía habitualmente desde la sombra, en el núcleo de las discusiones a puerta cerrada de las que sólo emergía el consenso alcanzado. Porque la UE nunca habla de sus disensos. Ahora eso ha cambiado; ya sea porque François Hollande ha cortado los puentes tendidos por su predecesor, Nicolas Sarkozy con Berlín, ya porque la arrogancia alemana no soporta simulaciones, lo cierto es que se pretenda y diga lo que se quiera, lo que se hace es lo que acepta la canciller alemana.
Angela Merkel no quiere una Unión Bancaria (y su supervisor único) para comienzos de año. Dice que es un tema complicado, que hay que preparar bien y a partir de un marco jurídico concreto. En la práctica, la dilación establecida esta semana con respecto a las declaraciones de la cumbre de junio, permitirá a los bancos regionales alemanes sanear posiciones porque, esta vez sí, ha quedado establecido en la cumbre que la supervisión bancaria europea alcanzará a los 6.000 bancos de la Eurozona. Ya lo apuntó la Comisión europea el pasado mayo, al señalarle a Berlín que sus planes para la mejora de la situación de sus landenbanken adolecían de falta de ambición. Antes, en febrero de 2011, el vicepresidente Almunia había recordado en la capital alemana, durante unas jornadas organizadas por el diario Handelsblatt que los bancos regionales alemanes necesitaban ser reestructurados ya antes de la crisis de los activos tóxicos y que esta exigencia, con aquella, había devenido imperativa. Citó Almunia al WestLB, al HSH Nordbank, al BayernLB, así como al Hypo Real Estate, la gran caja hipotecaria germana ya rescatada en los primeros momentos de la crisis.
No debe extrañar, por lo dicho, que en su primera propuesta para la supervisión bancaria europea, Alemania pretendiera circunscribir las competencias del nuevo gendarme a los bancos de alcance sistémico, es decir y por lo que a la RFA respecta, al Deutschebank y al Commerzbank.
La pretensión no ha prosperado porque ahí está el triste caso de las cajas españolas, que sin ser sistémicas han llevado a las capacidades financieras del Estado español al límite en esta crisis.
A España, el cambio de calendario le viene mal, pero nada puede hacer. De ahí que Mariano Rajoy, en la conferencia de prensa con la que concluyó su presencia en Bruselas, enfatizara la determinación de Alemania en resolver los problemas de la Unión Monetaria.
Al ritmo alemán, claro.
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Lo de "...tantas esperanzas había despertado en ciertos ambientes"...¿es una indirecta? :-)
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