Reparto de fondos de la UE para Cohesión por Estado miembro entre 2007 y 2013. Fuente: Comisión Europea |
Silenciada
por el fragor de la batalla que se libra en Europa contra los déficits
públicos, la negociación sobre las Perspectivas Financieras 2014-2020, a las
que se denomina ahora “Marco Financiero Plurianual 2014-2020”, discurre estos
días con sordina, aunque haya producido múltiples víctimas. Por desangramiento.
Tantas que hasta se cuestiona ya la capacidad de la propia Comisión europea
para programar correctamente la acción comunitaria durante todo un septenio. Sus
arcas están exangües bajo los esquemas
de las actuales Perspectivas Financieras, que concluyen a finales del año que
viene y las que vienen a sustituirlas se anuncian aún más estrechas.
El
calendario establecido determina que, en
teoría, los líderes de la UE deberían estar en condiciones de dar el visto
bueno al nuevo marco presupuestario plurianual durante una cumbre extraordinaria,
que ha sido convocada para 22 y 23 de noviembre próximos por el presidente del
Consejo Europeo, Herman van Rompuy. En la práctica, todavía no hay cifras
solventes sobre las que discutir. La Comisión presentó las suyas hace un año,
las corrigió el pasado julio y el Parlamento ha hecho lo propio esta semana,
aprobando un informe de dos eurodiputados, uno alemán y otro búlgaro, que
critica severamente las posiciones de la Comisión. Pero el Consejo, donde se
sientan quienes deben nutrir con sus aportaciones el 85% de ese presupuesto
común (el modesto 15% restante se acopia a partir con los recursos propios
específicos de la UE), no ha puesto ni una sola cifra sobre la mesa. La
presidencia chipriota y Van Rompuy habían prometido una primera negociating box para este fin de semana, pero no han cumplido su palabra.
Un
mensaje nítido emerge del Consejo e
impregna el debate: estamos en crisis y hay que ahorrar. Se trata de una nada
novedosa tacañería entre los socios europeos más ricos, con el Reino Unido al
frente pero a quien siguen estrechamente Alemania, Holanda y, en general, la
Europa de los contribuyentes netos, que es como se conoce a los que aportan al
presupuesto común más que lo que reciben de él, en términos estrictos de caja
(un mal método de cálculo). El mensaje ha generalizado en las instituciones
europeas la certidumbre de que se avecinan siete años de grandes estrecheces
para Europa. En su informe, la Eurocámara destaca que los 1,03 billones de
euros previstos por la Comisión en compromisos para el próximo septenio, tras
la revisión de julio, representan el 1,08% de la Renta Nacional Bruta (RNB) de
los Estados miembros, Croacia incluida, y se traducen en 988.000 millones en
gastos (el 1,03% de la RNB). Apenas dan, dice la Eurocámara, para hacer frente
a las políticas establecidas por la Unión Europea, en especial la Agrícola
Común, es decir, la PAC, y las derivadas de la Cohesión. Las estrecheces del
Programa Erasmus, detectadas estas semanas atrás, corren camino de
generalizarse.
El
techo europeo de gasto está situado, teóricamente, en el 1,24% de la RNB, o el
1,27% del PIB de los Estados miembros definido en 1991 en Edimburgo; el
tránsito a la magnitud de la Renta Bruta desde el previamente utilizado del PIB
se produjo a comienzos de la pasada década, a fin de armonizar las referencias
contables europeas.
Nos econtramos,
en cualquier caso, muy lejos de los techos presupuestarios máximos. El 1% de la
RNB fue juzgado escaso para afrontar las necesidades europeas en las
negociaciones de 2006 y las nuevas Perspectivas anticipan recortes sustanciales,
del orden de 5.500 millones sólo en cohesión, con respecto a la programación de
gasto propuesta por la Comisión en 2011.
Y todo ello aún antes de que el
Consejo haya puesto sus cifras sobre la mesa. ¿La clave?: la Comisión computa ahora
a Croacia, que entrará en la UE a mediados de 2013 y para la que hay ya
asignados 8.728 millones de gasto en cohesión. Pero el monto total de los
programas de solidaridad intracomunitaria sólo sube 3.000 millones en la
propuesta de julio, con respecto a las cifras de 2011: 339.000 millones frente
a los 336.000 contemplados hace un año largo. Es decir que Bruselas, aún sin las
cifras del Consejo sobre la mesa, recorta ya casi un billón de las antiguas
pesetas en cohesión, respecto a sus documentos originales de 2011.
La
negociación va a ser muy dura. Las regiones españolas que rebasen el 75% de la
renta media (Castilla La Mancha, Andalucía, Murcia, Melilla y Canarias, que pierden la condición de "Regiones en Convergencia" por el nivel de sus respectivas riquezas regionales) van a
perder muchos ingresos de la UE. Precisamente cuando más los necesitan.
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