En
estas épocas de aguinaldos, sigue maravillándome la picaresca humana,
que como todo el mundo sabe no nació en el patio de Monipodio sino en
Picardía, que está muy cerca de aquí, subiendo hacia la costa, a la
izquierda.
Hay
una costumbre parcialmente consentida por las autoridades belgas que
consiste en que los servicios públicos –o gentes que dicen que los
representan- te vienen por estas fechas a casa, a sacarte los cuartos.
Durante el resto del año te los saca el Estado, porque Bélgica es un
país muy caro y pone precios exorbitantes a lo que te da.
Pero
el caso es que es habitual ver estos días el desembarco de personal de
la basura, de bomberos, de Correos, hasta algunos que dicen ser de la
policía… pidiéndote unos euros con excusas diversas: que si la revista
para los jubilados del Cuerpo, que si tararí, que si tarará.
Yo
no sé lo que pensarán ustedes, pero si se te presenta un bombero en
casa diciéndote que el abono a la publicación “equis” cuesta tanto al
año, pero tanto menos al trimestre y nadie te dice nada si pasado el
primer periodo te olvidas, pues te quedas con el trimestre. No vaya a
ser que se te queme la casa y te vengan con la manguera seca.
Y
otro tanto con los esforzados chicos de las basuras, que ves pasar por
tu calle a las 7 de a mañana recogiendo las bolsas de plástico a un
ritmo propio de titanes. Son pocos, les asignan recorridos largos y el
camión pasa a toda leche para cubrir con la cuota de calles que el
capataz le ha asignado. Aquí no hay contenedores de basuras y los
vecinos tenemos que almacenarla en bolsas de distintos colores según el
género, y guardarlas en casa hasta que toca retirarlas. El papel y el
cartón van en bolsas amarillas; cristal, tetrabricks, plástico y metal
en azules; y basura orgánica en blancas. Las de los primeros dos tipos
las retiran los basureros una vez a la semana (al menos en el barrio en
el que yo vivo), y las segundas, dos. Las bolsas salen a 55 de las
antiguas pesetas según donde se compren.
Lo
de Picardía viene a cuento de la gente que haciéndose pasar por
policía, bombero o basurero, se te presenta en casa, cobra y desaparece.
Cuando vienen los legítimos, y les dices que ya han pasado, se monta la
marimonera: ¡Huyyyy!. ¿Cómo eran? ¿Y cuándo han pasado?… Y ahí te ves
describiendo a un personaje sobreexcitado la fisonomía del pícaro, a la
puerta de tu casa, en camisa y a 2 bajo cero.
Luego,
además, resulta que hay cuerpos de servidores públicos que no autorizan
a sus agentes a recaudar propinas, como la policía, pero gente que dice
representarlos se te sigue presentando en casa año tras año, y te
venden unas pegatinas muy aparentes de colaborador que algunos pegan en
los parabrisas, esperando un trato más benévolo con las multas de
aparcamiento. Craso error.
Que
yo sepa, los basureros que pasan a por el aguinaldo son legítimos; el
resto, no, pero siempre se les adelantan. Deben tener algún infiltrado
en el servicio.
Los
que también lo tienen bien organizado son los otros profesionales de la
mendicidad. Hay en Bruselas una banda, quizás varias, que circula en
furgoneta depositando en lugares clave, pronto por la mañana, a las
mendigas del harapo y el bebé. Primero sacan el plástico sobre el que se
sienta la mendiga, luego a la mendiga y al final al bebé. Unas cuantas
horas después, la misma furgoneta pasa a recoger al agente y al
beneficio recolectado.
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