lunes, 15 de diciembre de 2008
Taburetes
Asisto con un punto de estupor al debate que se ha suscitado en Italia, a cuenta de la tributación de las trabajadoras de la vida. Sí, esas. Que si el Estado debería buscar sus ingresos por otro lado, que si se trata de una pantalla de humo para esconder temas más enjundiosos…
Siempre he pensado que el Mediterráneo templa mucho más que el Mar del Norte, que corta como un cuchillo. Juzguen si no: en Bélgica, cuya costa está bañada por el Mar del Norte, el ejercicio de la prostitución es legal, pero las que la ejercen, para poder beneficiarse de coberturas sociales y otros derechos laborales, tienen que registrarse como “masajistas” u otra actividad laboral homologada. La de puta, a secas, no lo está. Las que se registran tienen sus derechos frente a la explotación de los patronos, por ejemplo. las que no, no, pero tampoco se las puede cobrar impuestos.
En estos tiempos de trata de seres humanos, el esclavismo sexual está a la orden del día. Hay ayuntamientos que ven evolucionar ante sus narices lo que parecen ser próperos negocios, pero no pueden tasarlos y las investigaciones policiales, sobre todo cuando llevan emparejadas requisitorias internacionales, se eternizan. Pero en Crisnée, una pequeña localidad de la region de Lieja, los regidores municipales han dado con una fórmula original para tasar la actividad que tiene lugar en este género de establecimientos. Como no pueden poner impuestos ni a las señoras ni a sus patronos, pues ni ellas ni ellos tienen registrada actividad homologada alguna, han decidido poner una tasa por cada taburete adosado a la barra del bar. A 2.000 euros el primer taburete y los demás en progresivo descenso.
Bueno, el taburete o todo lo que sirva para apoyarse, sentarse o descansar, que es valorado como lo que en otros entornos son indicadores de riqueza.
Y la cosa marcha. Vaya que si marcha.
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