Petronor fue la cabeza de puente para Pemex en España. En 1979, la refinería vasca, que gozaba de una cierta autonomía de gestión, buscaba diversificar suministros y acertó a cerrar un contrato de aprovisionamiento con el monopolio mexicano de petróleo, Pemex. El rey había franqueado el camino un año antes. Campsa y la Hacienda del Estado, propietarias de un paquete de acciones de la norteamericana Gulf en Petronor, que había sido desde los inicios de la empresa, en 1968, hasta su repliegue estratégico a territorio norteamericano, el accionista de referencia con recursos petrolíferos, le vendieron a los mexicanos un 15% del capital, que llevaba incorporada una opción de compra por otro 19%. La opción fue ejecutada y Pemex llegó a tener un 34% del capital de Petronor. Terminó vendiéndolo a Repsol en 1990. El viscoso crudo "Maya" entró a mares en la Península por Musques (ahora Muzkiz), donde se asienta la refinería de Petronor (foto).
Yo estuve en México en 1979, cuando todo aquello sucedió y pude visitar diferentes instalaciones de aquella empresa, en Mexico D.F. y en el Yucatán. No he olvidado la impresión que me ocasionó lo que vi en uno de los cuarteles generales de la compañía: en una estancia próxima a los despachos de los máximos ejecutivos conté hasta siete secretarias, pero sólo había dos máquinas de escribir y cuatro sillas. Y ninguna (ni las sillas, ni las máquinas, ni las secretarias) parecía estar ocupada en nada productivo.
La celebración del evento tuvo lugar en un célebre hotel de la capital mexicana, el Camino Real. Desde Bilbao habían viajado a México D.F. varias cajas de "Vega Sicilia", que debían ennoblecer el acontecimiento, pero ninguna de aquellas botellas llegó a las elegantes mesas de la vistosísima recepción que tuvo allí lugar. Pregunté y me dijeron que no habían alcanzado a franquear las barreras de la Aduana. ¡Ay qué risa!
Repsol es una empresa que resulta del antiguo monopolio español de hidrocarburos, Campsa. Se construyó bajo el férreo régimen de privilegios y exclusivismos del franquismo, y la pagamos todos los españoles. Gas Natural es un genial invento de un catalán genial, Pere Durán Farrell, que alcanzó a cerrar un aprovisionamiento de gas libio antes que nadie en España, con lo que pudo garantizar esta muy limpia fuente de energía a toda la industria textil catalana, aunque actuó con la cobertura del Estado. Era la envidia de Luis Valero Bermejo quien, al frente de la entonces recién creada Enagas, maniobró para eclipsar al industrial catalán y para impedir al precio que fuese que la otra región "separatista", el País Vasco, tuviera por aquellos años una terminal de regasificación para gas natural en el puerto exterior. Bajo ningún concepto se debía facilitar la autonomía energética a los independentistas, se decía en los círculos madrileños del poderes entonces. El gasoducto Valencia-País Vasco es el resultado de aquellos afanes.
Por mucho que el ministro Sebastian se empeñe, la operación de Del Rivero con Pemex no tiene nada de ordinaria. Aunque Pemex haya podido -conozco aquel país y lo dudo- mejorar su competitividad, esa empresa es estatal y actúa movida por otros intereses que los estrictamente mercantiles. Y el Estado en el que se incardina es un desastre. Declararse neutral en esta pugna es favorecer los intereses de una parte: la de Del Rivero, que busca resarciese como sea de una inversión desorbitada, la que realizó a crédito en Repsol.
Si Del Rivero consigue desmembrar Repsol enajenando Gas Natural para obtener liquidez con la que hacer frente a sus obligaciones crediticias, y el antiguo monopolio español de petróleos cae bajo la órbita decisoria mexicana (aunque la presidencia la detente un español "de paja" ) España habrá perdido durante el mandato de Zapatero el control de dos empresas estratégicas de energía: Endesa, que está en manos de Enel, la multinacional del sector menos eficaz de entre las europeas, y Repsol.
Estoy convencido de que una cosa así no será buena para el país. Ningún Estado europeo principal ha cedido esferas estratégicas de riqueza como España estos últimos años.
Y, a lo que se ve, este que yo considero desastre habrá sucedido por el mero discurrir de los acontecimientos, sin ser buscado porque convenga a los intereses de la nación, como correspondía a la enorme importancia de materia tratada.
jueves, 8 de septiembre de 2011
¿Después de Endesa, Repsol?
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