Real Time Web Analytics Bruselas10: Chupópteros

miércoles, 1 de febrero de 2012

Chupópteros

Eko Stahl
Estamos asistiendo a una simplificación de mensajes en la vida pública demasiado gruesa, a mi entender. “No podemos gastar lo que no tenemos”, “endeudarse es hipotecar el futuro de nuestros hijos”, y así. Son enunciados, estos, con los que es difícil no estar de acuerdo y contienen una carga notable de sentido común.


El problema estriba en la radicalidad de estas formulaciones y en su instrumentación política y social, como si fueran axiomas de la nueva modernidad. Y eso no es así. Al menos, no del todo.

En Europa llevamos demasiado tiempo con el chu-chu ese de aligerar el Estado que no nos podemos pagar. Es verdad que si un Estado se endeuda para hacer frente a los gastos corrientes, (para pagar sueldos de funcionarios o las pensiones, por ejemplo), es que algo falla, porque las estructuras del Estado tienen que crear las condiciones para que el entorno al que sirven las financie. Si no, sobran. Devienen en chupópteros.

Pero todos los extremos son malos y suelen basarse en mentiras, grandes y pequeñas. Estos meses, por ejemplo, Alemania nos exige a todos una austeridad acorde con los compromisos asumidos –y vulnerados durante la crisis- cuando decidimos adoptar la moneda única, el euro. La Alemania que nos reclama honrar nuestros compromisos, la que se está convirtiendo en la verdadera y única líder de la UE después de empequeñecer a Francia, se encuentra en una posición económica envidiable: balanza por cuenta corriente largamente excedentaria, bajo déficit público, deuda alta (82,6%) pero en descenso, paro del 6%...

Alemania disfruta de esta excelente situación económica porque ha hecho grandes esfuerzos para mejorar su competitividad, con contenciones salariales importantes y racionalización de producciones. Pero también porque el euro le ha ayudado mucho; es, de largo, el socio de la Eurozona que más se beneficia de la moneda única. La estabilidad monetaria le ha garantizado a Berlín condiciones muy ventajosas a sus exportaciones y Alemania, gracias al Mercado Interior, tiene una sólida estructura industrial que fabrica casi de todo, y bueno. Con el euro vende lo que fabrica. Si China es la fábrica del mundo, Alemania lo es de Europa, con algunas salvedades en el Reino Unido, en Francia, en el norte de Italia y en un par de regiones españolas. El marco alemán, en solitario, no hubiera podido soportar las tensiones monetarias derivadas de su éxito y se habría revalorizado inevitablemente estos años atrás, encareciendo sus exportaciones y recortando su prosperidad. En contrapartida, los países del sur europeo habrían visto a sus divisas perder valor, como consecuencia de la crisis financiera, luego habrían recuperado competitividad. Exactamente la que no pueden obtener en el euro, a través de la socorrida fórmula de la devaluación.

A la hora de considerar el peso industrial de Alemania, no conviene perder la perspectiva que nos ofrece este último cuarto de siglo, en el que los intereses de la potencia industrial española se ha enfrentado múltiples veces con las de sus socios comunitarios en los Consejos de ministros de la UE. Me vienen a la memoria las ocasiones sin cuento en las que los representantes alemanes han apabullado a sus homólogos europeos con exigencias concebidas para poner las cosas difíciles a los demás y fáciles a ellos (por ejemplo, la imposición de estándares innecesarios, excesivamente altos, sólo porque la industria alemana era capaz de satisfacerlos) o las actuaciones fulminantes contra las ayudas de Estado. En febrero de 1993, por ejemplo, la industria siderúrgica alemana lanzó un ataque en toda regla contra las subvenciones programadas para los aceristas españoles e italianos. Era cuando la UE intentaba rediseñar el sector siderúrgico europeo, después de la gran reestructuración de los 80, el cacareado Plan Davignon. La Federacciai italiana les afeó a los alemanes sus críticas a las ayudas de reestructuración reclamadas por ellos y por los españoles, recordando que la siderurgia germana Klöckner había entrado en suspensión de pagos en diciembre pero continuaba operando y que Eko Stahl, en la ex-RDA, tampoco cerraba, a pesar de ser manifiestamente ruinosa.

Hunosa, en fin. La minería española del carbón subsiste, única y exclusivamente, por las ayudas que le da el Estado español. Esas subvenciones serían imposibles de mantener si Alemania no tuviera un problema político similar con sus minas. Berlín presiona y Bruselas va prolongando el régimen español (y el alemán, de paso) de ayudas de Estado a la minería del carbón.

O sea que el euro le viene bien a Alemania para vender todo lo que su patrimonio industrial, preservado con no pocas trampas (otro día hablamos de Volkswagen) le permite. Y  la Germania de Merkel se encuentra aún en mejor condición para vender porque sus convecinos, gracias precisamente al euro (y también a las torpezas cometidas por ellos, entre otras en la mala protección del patrimonio industrial y en su multiplicación) no son competitivos. Tienen que pasar por las Horcas Caudinas de la virtud presupuestaria.

Pero no conviene olvidar que Alemania (y Francia) hicieron trampa cuando sus malas prácticas estaban a punto de hacerles atravesar ese estrecho desfiladero. En noviembre de 2003 construyeron una mayoría en el Consejo para desbaratar las recomendaciones de la Comisión europea, que los ponía a un paso de las sanciones por incumplimiento de las obligaciones de rigor presupuestario establecidas por el Pacto de Estabilidad y su sacralizado 3% de déficit fiscal. El que ahora, esa misma Alemania nos fuerza a a alcanzar, aún a costa de enormes esfuerzos políticos y sociales. Le he oído a Schauble, el duro ministro germano de Finanzas, reconocer ahora que lo de 2003 “fue un error”. ¡A buenas horas, mangas verdes!

El motivo de esta entrada en mi Blog no es denunciar la falsedad de las verdades pretendidamente originales, de los axiomas irrefutables. Me gustaría, simplemente, que nuestros representantes tuvieran un poco más de vergüenza; que no acuñaran mensajes estúpidos, como aquel de “vamos a devolver a España al corazón de Europa”, porque Europa no tiene corazón, sino intereses. De la misma manera, eso del “compromiso inexcusable con el rigor” tiene que ser matizado, porque quienes lo demandan tampoco lo cumplen. Sylvain Broyer, de Natixis, declaraba el 19 de noviembre pasado a Le Monde: “El déficit alemán está vergonzosamente trucado. Tras la crisis de 2008, Berlín apeló a una táctica legal, pero poco ética, para contabilizar las decenas de millares de euros desembolsados (u ofrecidos en garantías) a fin de relanzar la economía y salvar a su sector financiero. Ese dinero fue depositado en un fondo especial, el Sondervermögen, que hizo subir la deuda pero que no fue tomado en consideración a la hora de calcular el déficit fiscal. Sin esa astucia, el déficit alemán en 2009 un hubiera sido del 3,2% sino del  5,1%”.

Alemania  no puede mantener mucho tiempo más el engaño. Está bien ayudar a corregir tendencias negativas en la Eurozona; para forzarlas incluso. Pero aquí se aplica también aquello de que “el primero que esté libre de culpa, que tire la primera piedra” y Alemania ha tirado ya demasiadas sin tener la justificación  de un Tratado de Versalles vejatorio que le permita considerar que puede tensar la cuerda ad libitum. Se convertiría en lotófaga, que es una versión antigua de los chupópteros del presente.

1 comentario:

  1. Tiene Ud. muchísima razón en lo que dice; sin embargo, personalmente, a mí me gusta mirar que he hecho yo mal con el fin de corregir lo que pueda y callarme en el resto. Me explico:
    España (Estado, Autonomías y Ayuntamientos)a pasado de tener unas cuentas saneadas a gastarse en "tonterías" o "populismos" auténticas millonadas que no sirven para nada (piscinas en pueblos desérticos, embajadas, aeropuertos, plan 2008-09, bonificación 400€, cheque bebé y un largo etcétera) y aquellas que si sirven (p.ej. reforma de la M-30, ave, autovías)a hacerlas en un plazo inviable económicamente (a diferencia de Alemania con la unificación, proyectada a 20 años) que ha dejado las arcas temblando en todos los sentidos (deuda, déficit, ...) y en todas las administraciones.
    No obstante, repito que estoy muy de acuerdo con todo lo que Ud. comenta.
    Un saludo
    J. Emilio Sánchez de Villapadierna

    ResponderEliminar

Real Time Analytics