Tenedores extranjeros de deuda pública española. |
Les supongo informados pero por si no fuera así, me permito traer a este Blog una de las verdades estadísticas de la Deuda pública española cuyo conocimiento resulta más esclarecedor para entender toda esta movida de los mercados financieros, la prima de riesgo y, en general, todo este follón de las cuentas nacionales que tiene encocorada a media población. Quizás incluso a más que a esa media población.
Bueno,
pues resulta que más de las tres cuartas partes de la deuda pública española
está en manos de instituciones y personas físicas afincadas en nuestros muy
queridos y solidarios socios europeos, según la última estadística hecha
pública por el Tesoro español, que incluye datos hasta agosto de 2011.
Casi el
30% de esa deuda púbica (vean el gráfico que les adjunto, que ha elaborado el
Tesoro), está en manos de personas e instituciones francesas, algo menos del 10
entre alemanas, en torno al 5 en
italianas y casi un 15 por ciento se lo reparten los tres país del
Benelux, es decir, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, lo que arroja un total
aproximado del 60 por ciento sólo en seis socios de la UE, que son, a su vez,
miembros del Eurogrupo todos ellos. Es decir, que han adoptado el euro como
moneda propia, Otros países de la UE detentan algo así como el 17%, Asia Africa
y otros poco menos del 25%, América del
orden de un 2% y otros países europeos no miembros de la UE rondan el 3%. Las
cifras no puden ser más precisas porque el Tesoro no las facilita; el cuadro no
está respaldado por los números en los que se basa. Por lo visto la
transparencia se agota ahí, en las grandes cifras.
A mí me
parece útil conocer estos datos para comprender el alcance real de los riesgos
que soportamos en esta gran montaña de susceptibilidades que se ha creado con
las deudas soberanas de los países del sur europeo. Porque una cosa es lo que
dicen las agencias de calificación de riesgo y otra, y muy distinta, lo que
hacen quienes compran nuestra deuda o la renuevan. Si por las primeras se
tratara, nuestra Agencia de la Deuda no estaría vendiendo ni un peine, pero
hete aquí que eso no está pasando y que el Tesoro está colocando últimamente
emisiones muy importantes de deuda a medio y largo plazo, con un diferencial
muy moderado respecto al bund alemán.
Lo que
pasa es que las cosas se mezclan –quizás interesadamente- y los ruidos de las
agencias de rating se ven amplificados por otros sobre los tipos de emisión,
con lo que la cosa termina pareciendo una catástrofe. No es así; ni los intereses
asumidos por el Tesoro en los peores momentos de la denominada “crisis de la
deuda” son desorbitados, ni corremos riesgos de quedarnos sin financiación.
En
realidad, todo sigue como siempre: los países del norte europeo financian a los
del sur.
Es
verdad que la moneda única impone otras garantías que las que regían hasta
ahora, y que la época del dinero fácil ha –por el momento- terminado. Pero de
eso a creer que el cielo va a caer sobre nuestras cabezas hay bastante más que
un abismo.
Al
final, en esta historia, las únicas que van camino de hacer el ridículo son las
agencias de calificación. Parecen un Júpiter tonitronante y nadie les hace caso.
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