Real Time Web Analytics Bruselas10: Sobrevolando los problemas

lunes, 30 de enero de 2012

Sobrevolando los problemas

Helicóptero militar belga de la clase "Agusta"
Nueva cumbre hoy en Bruselas y perspectivas, una vez más, de ruido y nueces en cantidades inversamente proporcionales. Europa es un tambor amortiguado que bate a destiempo. Desde el divorcio de Obama y la UE en la cumbre del G-20 de Toronto, en junio de 2010, donde el americano reclamaba estímulos adicionales para la economía que la Europa de Angela Merkel negó, por subordinar esta todos los esfuerzos a la contención del déficit entre los países del euro, las reuniones europeas de máximo nivel se suceden para jalonar esfuerzos hercúleos de poblaciones enteras que, sin embargo, no producen los resultados esperados. Es decir, que no sirven para aliviar la presión sobre nuestras sociedades del enorme desbarajuste causado por los abusos de la que se denomina “economía financiera” en países gobernados por frívolos o inconsistentes.


Pocas veces como hoy va a ser posible visualizar el abismo que separa a la calle de quienes deciden, o, si se quiere, a Wall Street de Main Street, por apelar a la socorrida definición norteamericana de las inquietudes cotidianas de la gente común, frente a las cábalas financieras de las camarillas de iniciados. La cumbre se reúne después de una jornada de protestas organizada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES) contra las políticas de austeridad y en medio de una huelga general convocada en Bélgica contra los recortes en las pensiones y, en general, contra la pérdida de beneficios del Estado del Bienestar. La cosa se presenta tan enconada que estaba prevista la llegada de los líderes europeos a un aeropuerto de Flandes bajo control  aéreo militar, desde donde serían trasladados al lugar de la reunión, el edificio central del Consejo, en el Rond Point Schuman, a bordo de helicópteros del Ejército belga. Una muestra más de la proximidad de nuestros políticos con la gente y sus problemas...

¿Y de qué van a hablar en esa “cumbre” que se celebra sólo cinco plantas por encima del nivel de la calle, (fortificada, a los efectos)? Pues de las dificultades que encuentran Grecia y sus acreedores privados para pactar los términos de la quita acordada en julio del año pasado por otra cumbre (economía financiera), de los nuevos ajustes para el saneamiento y la estabilidad  presupuestarias (economía financiera) y de algunas iniciativas para favorecer el empleo a través del apoyo a la contratación mediante un aligeramiento de la carga tributaria del trabajo. Una idea que ya se barajó en los 90, cuando otra crisis de desempleo. Acuérdense de las cumbres de Luxemburgo (1997) y Viena (1998). El problema estriba en que de lo que se trata es transferir la carga de la recaudación que se perdería por este camino hacia otras fuentes de ingresos. Holanda, por ejemplo, lleva lustros sobretasando el diesel de automoción para aligerar la fiscalidad que gravita sobre los puestos de trabajo de menos cualificación y todos los holandeses que pueden pasan a Bélgica a cargar el depósito.

Es obvio que la cumbre y la calle van a vivir en momentos políticos diferentes y desde posiciones físicas bien distintas: los manifestantes gruñendo en la calle por los sacrificios que se les exige en el presente y quienes se los imponen soñando con un futuro mejor, sobrevolando los problemas  a bordo de helicópteros militares. Y ese futuro sólo comenzará a visualizarse como una posibilidad real cuando la canciller alemana, Angela Merkel, tenga garantías suficientes de que la unión monetaria no peligra por comportamientos manirrotos de sus integrantes. A eso responde el Tratado de Unión Fiscal que pasará un primer examen de la cumbre, en el tránsito a su aprobación definitiva en marzo.

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