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domingo, 14 de julio de 2013

Pestes




Hace ya un montón de tiempo que publiqué en El Correo, mi periódico de toda la vida, una "Carta del Corresponsal" (está aquí: http://bruselas10.blogspot.be/2006_07_01_archive.html) sobre la recogida selectiva de basuras en Bélgica. Se trataba de una crónica amable, escrita con el propósito de entretener, sobre un fenómeno, este de las basuras separadas por géneros, que comenzaba a cobrar relevancia en Bruselas. Vuelvo hoy sobre el tema con pocas ganas de divertir y menos de bromear sobre este asunto, que se ha convertido en una auténtica pesadilla para la ciudadanía local, ante la más absoluta despreocupación de los administradores públicos. Y lo hago con el propósito de que no se dejen ustedes engañar cuando sus autoridades les propongan el modelo; que se lo propondrán.

En 2006, cuando escribía mi crónica sobre el tema, la empresa pública que se ocupaba de la recolección de basuras en Bruselas, Bruxelles Propreté, ahora también lo hace, imponía un esquema de dos recogidas semanales de basura sin clasificar (orgánica y la no comprendida en las demás categorías) y otra para los desechos plásticos y metálicos, por un lado, y el papel y cartón, por otro. Las primeras debían -deben- ir en bolsas blancas, las segundas en azules y las terceras en amarillas, todas ellas de plástico y homologadas. Además, y si ha lugar, tiene lugar una recogida, también semanal, de desechos de jardín, que deben ir acondicionados en bolsas verdes. También homologadas. Y también vendidas en los supermercados, a precios fabulosos.

En 2006, Bruxelles Propreté recogía las bolsas blancas los martes y los jueves, los lunes retiraba las bolsas amarillas y azules y los miércoles las verdes. Pero hace algunas semanas, los responsables del servicio llegaron a la conclusión de que no les salía a cuenta recoger todos los lunes las bolsas azules y amarillas, e introdujeron el formato de las semanas alternativas: un lunes las azules y el siguiente las amarillas. Si el local de tu vivienda en el que almacenabas la porquería doméstica parecía hace casi una década la parrilla de salida de un Gran Prix de F1, con semáforos amarillos, verdes, azules y demás, ahora resulta que ese local tiene las dimensiones de un gran almacén de periferia, donde el material que reciclas a la fuerza permanece depositado días y días, a la espera del providencial ángel cosechador de la mies que te envía el servicio público que pagas a precio de oro.

Y no crea usted que en las bolsas, (amarillas, verdes, azules, blancas, ¡qué carnaval!), usted puede poner todo lo que se asimila al concepto de "plástico", "metal", etc. Tú puedes echar en una bolsa azul las botellas de agua pero no el envoltorio de plástico con el que te venden el "pack", como tampoco puedes depositar en ellas las "bandejas" en las que viene la comida del supermercado, o los pequeños "pot" de yogur, aunque sean sólidos ejemplares del plástico más genuino. Si lo haces, el cosechador de la mies te pondrá una pegatina en la bolsa con un "STOP" gigante, y ahí te quedas con la m. otros quince días. Además de correr en el riesgo de que zumben una multa de 200 euros.

 A todo esto, las grasas y otros aceites tienen un calendario específico de recogidas, pero no a domicilio; debes desplazarte hasta un punto designado para el caso, donde espera un pulcro camión con no menos pulcros funcionarios, que te recogen la botella de aceite. Y está lo de las capsulitas de café. Y el cristal, que tiene sus contenedores específicos en algunas calles. En fin, que esto es un circo al que accedes previo pago de entrada y luego resulta que te ponen de espectáculo. Con las focas o las morsas, según estés más o menos gordo. A mí me suele tocar con las morsas.

Esto que les cuento tiene poco que ver con la política europea, que es, se supone, el cometido de este Blog, pero me ha servido de desahogo y de advertencia sobre lo que pasa en sociedades postmodernas como la belga, en las que las Administraciones transfieren cada día que pasa más cuota de responsabilidad a los administrados en la resolución de los problemas cotidianos.

El servicio de recogida de basuras sigue siendo caro, muy caro y cada día que pasa ves a más gentes de la empresa pública circulando por la ciudad en coches con identificación oficial, sin que sepas muy bien ni lo que hacen, ni de dónde vienen, ni a dónde van, ni para que están.

No se dejen engañar con el cuarto contenedor.

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